Siguiendo con la suba de precios registrada en los tres meses previos, la inflación de agosto cerró en 0,9%, acumulando 3,6% en lo que va del año; mientras que la inflación interanual fue de 5,6%, el dato más alto registrado en siete años, en línea con la tendencia alcista de precios de Brasil y Argentina, cuya inflación interanual fue de 9% y 50,4% respectivamente en julio.
Sumada a la mayor demanda externa, la sequía y la bajante histórica de los ríos tuvieron incidencia en los precios locales de carne vacuna y de pescado, mientras que la suba de costos de commodities agrícolas y otros insumos utilizados para la producción de panificados, lácteos y balanceados del ganado menor y de las aves, incidió en los precios finales de los mismos.
Los mayores precios de los alimentos generaron un consecuente incremento en los precios de los productos ofrecidos en bares y restaurantes, sector que todavía se encuentra resintiendo los efectos de la pandemia. Por su parte, el aumento en los precios de combustibles significó una suba de precios en el pasaje interurbano, y el fortalecimiento del dólar continúa incidiendo en los precios de los bienes durables de la canasta.